Tomo el pan que me ofrece
en celestial cenáculo
y bebo de la fuente
de su hendido costado.
Estoy feliz y alegre,
por ti Él es mi hermano.
¡Me siento tan dichoso
en tus amantes brazos!.
¡Mi esperanza retoña!.
¡Te agradezco el milagro!.
¡Son mis días, mis horas,
cuentas de tu Rosario!.
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