miércoles, 3 de agosto de 2011

Reina y Madre Mia!!!

Siento tu fiel presencia,
Madre del cielo, Reina y Madre mía.
Has llenado mi esencia
de célica alegría.
Me cobija tu amor, tu paz, María.

Me has vestido de luz,
me llegó el brillo de tus doce estrellas.
¡Qué grande es tu virtud!
Más bella entre las bellas.
Deseo en humildad seguir tus huellas.

Su voz en la montaña!!!

Como reina y maestra

me obsequias con tu gracia,

revelas tu presencia,

me enseñas la palabra

que me abrirá la puerta

de la última morada.

Me llevas a tu Hijo

por caminos del alma,

me nombras fiel testigo

de la divina alianza

que nos ha transmitido

su voz en la montaña.

Por ti El es mi hermano!!!

Tomo el pan que me ofrece

en celestial cenáculo

y bebo de la fuente

de su hendido costado.

Estoy feliz y alegre,

por ti Él es mi hermano.

¡Me siento tan dichoso

en tus amantes brazos!.

¡Mi esperanza retoña!.

¡Te agradezco el milagro!.

¡Son mis días, mis horas,

cuentas de tu Rosario!.